Sólo imagina esta escena: una mamá está con su hijo en casa, pero necesita hacer una llamada urgente, busca entonces papel y crayolas y le pide que se siente en la mesa a colorear; tan pronto el niño se da cuenta que su mami está ocupada en algo más, comienza a llorar y a gritar, haciendo imposible continuar con la conversación. ¿Recuerdas cuando te sucedió a ti?

Vivimos en una sociedad dominada por el estrés y la falta de tiempo y, desafortunadamente para poder cumplir con nuestras obligaciones, a menudo dejamos la crianza de nuestros hijos a la televisión, los videojuegos o al Internet.

El único requisito para cambiar esta realidad es lograr desconectarnos de las tensiones y presiones del día una vez estemos con ellos; suena difícil pero no lo es tanto; sólo ponte a pensar un momento en la cara de felicidad de una niña cuando su padre o madre, o ambos, se sientan con ella frente a su mesita a gozar de una coladita en su tacita de plástico; o el rostro iluminado del pequeño que termina un rompecabezas tirado en el suelo al lado de su papá. Cierra los ojos y trata de recordar cuándo fue la última vez que dedicaste tiempo de calidad a tus hijos. Nunca es tarde para tomar conciencia y darnos cuenta de lo importante que es para su desarrollo el hecho de saber que pueden contar contigo como compañía; recuerda, tiempo de calidad es el mejor regalo que les podemos dar.